martes, 21 de enero de 2014


He cerrado los ojos y dado tres vueltas sobre mí misma. Al despertar, me encontraba desubicada hasta que una mano, desconocida porque no podía ver quien era, me ha cogido de un tirón y me ha apartado de donde estaba. Un cuerpo cálido me abrazaba, sin decir nada. Entonces, armándome de valor, alcé la vista hasta chocar con una barbilla. Una barba suave recibía a mi nariz y una boca entreabierta besaba mis labios con dulzura. 

Estaba en casa.

1 comentario:

Claudia P. dijo...

Echo de menos esa sensación