Ha det bra.

Increíblemente perpleja me dejas. Simplemente me queda dudar de si todo lo que pasó fue real, o sacaste ventajas de aquello para hacer conmigo todo lo que querías. Pero no, no te voy a dar ese gustazo de dudar de eso. Lo guardaré conmigo, con todo mi cariño, con todas mis sonrisas, con todas lágrimas que derramé y los besos que nos dimos entre aquellas cuatro paredes, entre aquellos árboles, aquellos copos cayendo, sobre la nieve fría y parte, congelada.
Pensaré que puede que sí o puede que no, te quisiera.

Fue bonito.
Muy muy bonito.

Ha det bra.

Con la Ley de Murphy.

La gente miente cuando dice que no quiere enamorarse. Al fin y al cabo, ¿qué están diciendo? Están diciendo que no quieren conocer a nadie que les haga sentirse especiales. Y eso es mentira. Todos queremos conocer a alguien que nos haga sentirnos especiales, pero cuando llega ese momento estamos tan asustados que no sabemos ni siquiera reconocerlo o no queremos verlo. Sinceramente, es verdad que no quiero conocer a nadie especial porque quiero irme de España, pero ¿y si aparece haciendo uso de la maldita Ley de Murphy? 

Y aquí os incluyo una de las fotos resultado de mi erasmus (en Oslo, Noruega); Saint Jean du Pin este verano, cuando visitaba a mis amiguetes franceses .

Cambios

Mucho tiempo después, las cosas cambiaron. Dos estancias en el extranjero, más hombres y menos promesas cumplidas. Miles de sonrisas, alguna que otra lagrimilla y nos reseteamos.
Porque estamos aquí, de nuevo, sola. Sin amores en los que pensar. Tan solo yo.
Egoísmo multiplicado por tres.
Y lo que me queda...