martes, 31 de marzo de 2009

Somos idiotas...




No diré superior, diré... Realizado. Así es como te sientes cuando tocas el piano frente a mí. La situación baila encima de tu mano (o mejor dicho, debajo), y yo a su lado, me tambaleo de lado a lado, sin rumbo, guiándome por las notas que me marcas.
Soy una gatita sumisa, que ronronea en el mayor de sus delirios, y tú, puñetero, eres el principal culpable.
¡Aaaay! Pero ¿y cuándo cambiamos de campo? Entonces yo capitaneo los movimientos, la jugada cambia de estrategia y el que tiene mayores posibilidades de temblar eres tú.


Te dije miedo, ¿verdad? Que era eso lo que tu sentías por todo esto, y me preguntaste qué sentía yo sin pronunciarte más.
¡Ayyy! Si leyeras todo esto no harían falta tantas preguntas, y puede que si yo prestara más atención a esas notas que me tocas se disiparan las dudas...

martes, 24 de marzo de 2009

Boom, boom...


Es un bombardeo constante en el pecho. Es mucho más intenso que cuando se me acelera el corazón. Es como si todo mi cuerpo quisiera expandirse hasta conseguir rozarte, sentirte cerca. Llevo un tiempo preguntándome qué es todo esto, si realmente puedo llamarte mío o si todo esto no es más que un juego estúpido que nos traemos. Pero hay algo que me ha hecho pensar, o mejor dicho, saber, que esto es más que un juego: tus miradas fortuitas, tus fuertes abrazos cuando hace unos días que no nos vemos, esas frases que dejas caer como si no dijeran nada, pero que lo dicen todo, y como dices tú, el hecho de que pases tu valioso tiempo a mi lado pudiendo estar con cualquiera antes que conmigo.

¿Es eso algo? ¿Hay algo que quieras decirme? Puedo compartir tanto contigo, tan solo, déjame hacerlo...




A pesar de todo, no quiero saber qué es esto, ni cómo se llama, no quiero estropear las cosas por explicarlas con un puñado de palabras que el corazón y las miradas desvancan en menos de un segundo...

sábado, 21 de marzo de 2009

El placer del silencio...


Esa sonrisa me mató de nuevo, torcida, pícara. Me habías hecho suspirar otra vez.
Un torrente de deseos sacudió mi cuerpo y quise sentir tu cuerpo una vez más, muy pegado, muy junto, rozándose contra el mío.
La presión de tus manos recorriendo mi espalda me hizo estremecer, y tú, triunfante como siempre, sonreiste.
De un solo lametazo te cambié la cara, de triunfo a placer.
¡Con qué poquito te tengo a mis pies!

Ahora es mi turno, ahora me toca a mí hacerte estremecer....

sábado, 7 de marzo de 2009

El pánico que me producen tus silencios..


Te quedaste pensativo durante un rato y a mí me entró el pánico.
Pánico por no saber en qué pensabas, y si lo hacías, si era de mí o de un posible nosotros.
Empiezo a necesitar algo más que simples besos y abrazos eternos para saber qué es eso que sientes por mí, quisiera escuchar algo de tus labios,...

jueves, 5 de marzo de 2009

Cosas que pasan


-"Bla bla bla..." sinceramente no me importa lo que sea una paradoja- le dije a Cris, en voz baja.
-Ya...-contestó ella con desgana-. Oye, que fuerte lo de Álvaro.
-¿El qué de Álvaro?
-¿Cómo?¿No lo sabes?- el silencio inundó mi cara y el momento con ella-. Tuvo un accidente hace unas semanas....
Mi cara palideció y mi corazón comenzó a acelerarse. Ella prosiguió narrando los hechos.
-...ha tenido que volver a aprender a escribir, hablar y leer, pero se ve que ya está bien...¿Anabel?
Me dirigí al profesor de filosofía con la mayor compostura posible, dándole a entender que tenía que salir urgentemente, las paredes de la clase se me comían.
Cuando cerré la puerta de la clase me temblaban las piernas, estas solo me dejaron llegar hasta las escaleras unos metros más allá y sentarme en ellas para deshacerme en lágrimas y sollozos...

domingo, 1 de marzo de 2009

Tócala otra vez..

Una nota tras otras, y poco a poco, iban sonando. Tus dedos acariciaban o golpeaban las teclas, según el pentagrama te pedía, o eso creo.

Me quedé boquiabierta cuando tocabas con ambas manos ese prodigioso instrumento y me mirabas, fijando tus ojos en los míos, y viendo como me emocionaba.

El sábado no supe expresarte lo que me hiciste sentir, menos voy a poder ahora, pero siempre te estaré agradecida por hacerme tan feliz. Ha sido, sin dudarlo el mejor regalo de cumpleaños que me han hecho nunca.

Supongo que eso será porque viene de ti...

Si vuelve a tocarme el piano, ¡me da algo!