jueves, 30 de septiembre de 2010

Homenajeando tus besos

Y esto es lo que es, la insignificancia de un beso.
El pequeño acto físico y el gran impacto interno en uno mismo.
Lo efímero, aparece y desaparece en cuestión, muchas veces, de un solo
segundo; sin embargo, puedes estar recordándolo días, incluso semanas, en algunos casos
toda tu vida.
La insignificancia de un beso robado, de esos que te dejan cara de tonto y te preguntas cómo ha podido ocurrir aquello que no estaba planeado.
Porque eso, señores, eso es lo más bonito de un beso. Su 'no' plan.
Su surgimiento espontáneo entre sentimientos aflorando.
Su disfrute por sorpresa, con los ojos abiertos, esos que se van cerrando con el ritmo
entrecortado de dos bocas que se rozan.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

No inspiration...

martes, 21 de septiembre de 2010

Gritarlo a los 4 vientos!

Y sí, quiero sentirme así cuando estás cerca.
Ya tú describiste lo que comenzaba a ser, cuando estábamos repletos de esa ilusión ya instalada en nuestro interior.
Eran tormentas y huracanes (porque lo de las mariposas mejor lo dejamos para los cuentos infantiles), eran, como más tarde irían apareciendo, el resto de fenómenos atmosféricos, esos que provocan catástrofes como la que tú auguras para tu habitación tras nuestro paso.
Eran temblores de tierra, terremotos... Volcanes ardientes en plena erupción.
Y eso se siente en principio en un pequeño lugar llamado corazón. Más tarde ese sentimiento se expende más y más, mucho más de lo que nunca se pueda imaginar sentir en un cuerpo y te preguntas, y dudas...¿Será esto verdad? Lo es, por supuesto que lo es; porque sientes sus brazos alrededor de tu cuerpo, sientes sus besos sobre tus labios, sientes la amargura de las despedidas y las alegrías de los reencuentros.

Siempre te he dicho que me faltan palabras para decirte lo que siento, cómo me siento y cómo me haces sentir.
Espero que esto pueda hacerte una leve idea de lo que tengo dentro, para ti.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Sentir...

Me debatí entre seguir respirando o morir entre suspiros, esos que tu me provocaste.
Mis ojos se iban cerrando, anunciando el momento de un fin cercano. Recuerdo que allí mismo suspiré mi último aliento, la última bocanada de fuerza se escapaba entre mis labios, mientras tú saboreabas tu triunfo.
Lo siguiente que recuerdo fueron tus brazos rodeándome, tiernos, dulces, sinceros...
Tu voz entre susurros.