Apretaste tus labios contra los míos con tanta fuerza que creí que me habías hecho sangre, pero conseguiste lo que buscabas: encender mis ganas de ti todavía más.
A la vez que yo suspiraba por aquello tú me agarrabas del costado y tirabas con fuerza hacia ti, haciendo crujir la costura de mi camiseta.
En ese momento creí volverme loca, y te agarré el rostro con ambas manos para besarte. Lo que pasó después es un recuerdo borroso y agradable, un conjunto de sensaciones que deberían estar prohibidas por ese dios que se supone que existe...
3 comentarios:
Dios, es que el amor vuelve loca a cualquiera!
que sepas que me encantan tus escritos, eres una gran inspiradora. MENCANTAS:)
UN BESSO
:)...
Mencanta
INTENSO!
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