sábado, 27 de noviembre de 2010

Chica de...:

Soy chica de cubo de chocolate y cuchara en mano. De arrepentirse tras haberse comido la mitad. Me encantan las fotos y una de mis ilusiones es empapelar mi habitación con ellas. Creo en el amor. En mi vida pasada fui un felino y por eso me llevo tan bien con los gatos. Los príncipes azules existen, pero están en peligro de extinción. Las bicicletas y los amores no solo son para el verano. Me chiflan las patatas fritas. Cariñosa y algo orgullosa. Habladora y aprendiz de escuchadora. Prefiero las margaritas a las rosas. Me habría gustado sacar los ojos azules de mi madre, pero me gustan los marrones de mi padre.
...
Estoy más animada.
Estoy bien.
Contigo.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Salió a pasear...


Se me juntó el amor con las ganas de querer.
Pero mi media naranja salió a pasear temprano
y todavía no ha vuelto...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Amistad

"Me gusta pensar que el destino tuvo algo que ver entre nosotras. Así eran las cosas: dar y recibir, pero sobretodo dar. Nos apoyábamos para comprender las cosas que nadie del mundo parecía comprender. Aunque hubo cosas que nunca comprendimos, pero también nos apoyamos."

Uno para todas (película) del libro: Brashares, A. Un verano en vaqueros

[Perdonad que por una vez ponga un cachito, pero es uno de mis libros preferidos]

sábado, 13 de noviembre de 2010

Mucho.

Nunca pensé que mucho es lo que te echo de menos cuando no estás. Nunca pensaré que mucho sea el límite de mis sentimientos. Nunca pensé que mucho sería lo que me llegaras a importar. Nunca pensé que mucho serían lo que me importan tus asuntos, aunque no me conciernan.

Nunca pensaría que mucho sería lo que me iba a gustar tu cuerpo. Nunca pensé que mucho me parecería poco y querría más. Nunca pienso que mucho sea demasiado.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Un día cualquiera...

Allí empezó todo. Un día cualquiera, las cosas cambiaron. Te empecé a mirar con ojitos golosos. Empecé a negarme cosas evidentes, a pensar que eran imaginaciones. Pero no. Lo que había era verdad. Mi mirada te buscaba entre el resto del grupo, quería encontrarte en todo momento, comprobar que seguías estando ahí, cerca. Tan cerca como para poder buscarte y abrazarte si lo necesitase. Y lo hacía, por supuesto. Las ideas fueron transformándose y esa duda perfecta (perfecta porque fue la que luego se transformaría en beso) empezaba a formularse poco a poco. Aparecía tímida, dándose a entender con todos esos síntomas descritos antes, más otros muchos como pensar en ti de maneras de las que antes no me habría podido imaginar pensar y que ahora, son de las que más me gusta pensarte. Yo, que siempre busqué a ese alguien cariñoso y atento, alguien que me cuidara y se preocupase mínimamente por mí. Y te encontré a ti: ese alguien que no solo es cariñoso, atento, se preocupa y me cuida, sino que puedo sentir sus sentimientos abrazándome con él en cada abrazo que nos damos. Puedo sentir su inmenso cariño en cada beso y sus ganas de mí. A ti, te encontré a ti... Y no quiero buscar a nadie más.